La experiencia de acercarse a la obra de Gottfried Helnwein es tan fascinante como perturbadora. Considerado una superestrella del arte actual, Helnwein, de 64 años, se mueve con agilidad entre la pintura, la fotografía, la escultura y el performance, con un dominio técnico cercano a la perfección. Lo mismo ha colaborado en portadas de discos de Scorpions, Marilyn Manson y Rammstein, que en la escenografía de óperas como The Child Dreams, de Hanoch Levin, y Der Rosenkavalier, de Richard Strauss. Es una celebridad entre celebridades, admirado por el propio Manson, Sean Penn, Arnold Schwarzenegger y Nicolas Cage, entre otros, y dueño de un impresionante castillo en County Tipperary, Irlanda, desde 1998, donde se realizó la boda de su amigo Marilyn con Dita Von Teese.
Pero no es por su coqueteo con la fama que el trabajo de Helnwein será exhibido, a partir del 17 de octubre próximo, en cuatro espacios de la Ciudad de México: la Galería Hilario Galguera (con la exposición El canto de la aurora), el Museo Nacional de San Carlos (con la retrospectiva Fe, esperanza y caridad), el Monumento a la Revolución (con la muestra Santos inocentes: la mirada de Helnwein de México) y la Plaza de la República (con Santos inocentes, una instalación pública compuesta por obras monumentales). Su abundante presencia en el Distrito Federal se debe a que la obra de Helnwein es una denuncia abierta sobre la falta de respeto a la dignidad del ser humano, representada en sus incómodas imágenes del Holocausto, de niños víctimas de abuso o de las atrocidades cometidas por las tropas estadounidenses, por mencionar algunas.
Así que Gottfried llega a México en un momento en el que ese tema —la dignidad del ser humano— es, o debería ser, una preocupación constante y profunda por razones obvias. Gracias a la generosidad de la Galería Hilario Galguera y del Museo Nacional de San Carlos, en esta edición de aniversario presentamos una selección de las obras de este artista, así como una amplia entrevista con Helnwein realizada por nuestra colaboradora Sandra Cerisola.