Pero es una majestuosidad que repara en la equidad, todos los edificios tienen seis pisos máximos de altura, no más, no menos, todos igual que los otros, todos son edificios que, en conjunto, repiten una sola idea: estamos aquí, un árbol sólo hace una sombra, juntos hacemos un bosque de marfil, piedra y cantera. Ustedes, plebeyos, turistas y trabajadores, caminan en nuestras calles y pasadizos, los dejamos hacer para ustedes admirar callejones, calles y plazas. Nosotros, los edificios, y sus dueños, somos los poderosos, pero somos iguales entre nosotros. Y, sin embargo, nuestros edificios sólo pueden tener cierta altura porque los edificios del emperador, el máximo par entre pares, miden esa altura y nadie, por más potentado que sea, puede ser más que el emperador.